El límite con las flores comestibles.

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Durante alguna semanas me he entretenido en secar  flores comestibles. De la manera más sencilla  posible, simplemente colocando las flores entre dos hojas de papel de horno y luego guardandolas dentro de un libro al que le pondremos más libros o peso encima para hacer de prensa. Y dejar sin tocar durante un par de semanas. 

Hoy  por fin me decidí a utilizarlas y como pensaba que destacarían mucho más sobre un postre obscuro no se me ocurrió otra cosa que hacer un enorme alfajor, ese dulce argentino delicioso relleno de dulce de leche. La receta del dulce la pondré otro día, con unos alfajores de tamaño y aspecto más normal que también hice.

Hoy me quería centrar en cual creemos que es el límite a la hora de utilizar flores en la comida. ¿Podemos poner tantas que lleguen a cubrir todo el plato como en este caso? ¿Solo unas pocas para decorar y sin que el aroma sea demasiado fuerte? ¿Valen todas, frescas y secas con tal que el plato quede bonito?  ¿Acaso no nos estaremos pasando de ñoñas y cursis con tantas florecitas en la comida ?

No se que pensarán ustedes, pero a mi este tremendo alfajor, lejos de atraerme  y apetecerme pegarle un mordisco me ha producido cierto rechazo. No se si el límite está en las flores frescas y dejar las secas y prensadas para los cuadros, o el exceso pero la realidad es que me apetece todo menos comerlo.  ¡Me interesa tu opinión! ¿Y tu que piensas?

1 comentario:

  1. Me he quedado boquiabierta...me parece espectacular!! Parece un lienzo comestible,después puedes decidir si te comes todas las flores de tu porción...Felicidades por tu imaginación!

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